Enfermedades neurodegenerativas y Alzheimer, ¡resuelve tus dudas!
Estamos seguros que ya has escuchado hablar en repetidas ocasiones sobre enfermedades como el Parkinson, la esclerosis múltiple, el Alzheimer, entre otros. Pero, ¿te has preguntado qué tienen en común? Todas estas son enfermedades conocidas como neurodegenerativas y aquí te contaremos más a fondo, todo lo que debes saber.
¿Qué son las enfermedades neurodegenerativas?
Son enfermedades que afectan principalmente las neuronas del cerebro, que hacen parte del sistema nervioso. Una vez estas neuronas se ven afectadas, el cuerpo es incapaz de reproducirlas de nuevo y, médicamente, son imposibles de reemplazar. De ahí que los daños sean irreversibles. Las enfermedades neurodegenerativas son, en muchos casos, genéticas y una de sus características principales es que son progresivas.
Síntomas de las enfermedades neurodegenerativas:
Aunque los síntomas pueden variar según la enfermedad neurodegenerativa, algunos de los más comunes son:
Temblores.
Rigidez en los músculos.
Dificultad y lentitud para realizar ciertos movimientos.
Dificultad para mantener el equilibrio.
Deterioro de la memoria.
Dificultad para hablar.
Desorientación.
¿Cómo se pueden prevenir?
Si bien las enfermedades neurodegenerativas no se pueden prevenir al 100% sí hay algunos consejos, todos relacionados con buenos hábitos, que pueden ayudar a disminuir la aparición de este tipo de enfermedades. Aquí te compartimos algunos de ellos:
Comer saludable.
Evitar las grasas saturadas.
Tener una buena rutina de sueño.
Hacer actividad física frecuentemente.
Mantener el cerebro activo con ejercicios mentales o una vida social activa.
El Alzheimer más a fondo:
El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más conocidas y es la forma más común de demencia. Es una enfermedad progresiva, que genera un trastorno cerebral, causando problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento de las personas.
¿Cuáles son sus síntomas?
Si bien los síntomas del Alzheimer, van aumentando con el tiempo, hay uno que es el más común y se puede evidenciar al principio de la enfermedad que es: la incapacidad de una persona para recordar algo que acabó de pasar o acabo de aprender. Además de esto, otros de los síntomas son:
Desorientación en el tiempo y en lugares conocidos.
Cambios de humor.
Cambios en el comportamiento.
Olvidar nombres o cosas relacionadas con eventos o personas cotidianas (diferentes a la falta de atención o concentración)
Dificultad para expresarse y encontrar las palabras adecuadas.
Dificultad para seguir la rutina y realizar tareas habituales.
Dificultad para caminar.
Falta de juicio para tomar decisiones.
¿Cuáles son las causas?
Si bien las causas de Alzheimer, todavía son desconocidas, sí existen algunos factores de riesgo que pueden hacer que una persona sea más propensa a padecer esta enfermedad neurodegenerativa.
Genética: una persona que tenga un familiar en la primera línea de consanguinidad (papás o hermanos) que haya padecido la enfermedad, tiene más probabilidades de tenerla también.
Edad: aunque no hace parte de la evolución del envejecimiento normal, sí es más común que el Alzheimer aparezca a medida que una persona se va envejeciendo, por lo general después de los 60.
Sexo: esta enfermedad es más común en el género femenino, porque las mujeres suelen vivir más que los hombres.
Sueño deficiente: las personas que tienen problemas para conciliar el sueño o que no descansan lo suficiente en las noches, son más propensas a sufrir esta enfermedad.
¿Cómo prevenirlo?
Aunque el Alzheimer no se puede prevenir, sí existen algunas evidencias que demuestran que, cuando se cambian algunos hábitos que ayudan a disminuir el riesgo a sufrir de enfermedades cardiovasculares, también pueden ayudar a prevenir esta enfermedad neurodegenerativa.
Controlar la presión arterial, la diabetes y el colesterol alto.
Hacer ejercicio.
Agregar a tu dieta productos frescos y aceites saludables.
No fumar o, si es el caso, dejar de fumar.
Adaptar hábitos saludables a lo largo de la vida y sobre todo a una edad adulta, es la clave para tener una vejez sana, disminuir el riesgo a sufrir ciertas enfermedades y hacer más leves los síntomas de otras.
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