Es muy fácil descuidarse uno mismo cuando se pasa la mayor parte del día cuidando a otros. Y por “descuidarse” no hablamos solamente del aspecto físico y del ejercicio de mover el cuerpo, sino también de toda la atención que necesita nuestra salud mental cuando nos dedicamos al cuidado del adulto mayor.
¿Qué es la salud mental?
Para empezar, lo más importante es definir ¿qué es la salud mental? Con este término, los expertos engloban todo el bienestar social, psicológico y emocional, porque afecta la forma en la que sentimos, la que pensamos, cómo actuamos y cómo nos enfrentamos a los problemas. Además, es lo que determina cómo manejamos el estrés, cómo nos relacionamos con los demás y cómo tomamos decisiones.
Por otro lado, es importante aclarar que no todas las cosas que no nos gustan de nosotros mismos son condiciones especiales o enfermedades de salud mental. Por ejemplo, la manera en la que reproducimos los traumas no sanados de la infancia durante nuestra adultez no se considera una enfermedad, pero sí es un problema que afecta el desarrollo normal de la vida cotidiana y sí se puede tratar y mejorar por medio de la psicoterapia. Por ejemplo, es común que los niños que fueron abandonados durante la infancia, ya sea física o emocionalmente, reproduzcan esos mismos patrones de huida en la edad adulta, por lo que puede suceder que les cueste mucho mantener relaciones significativas en el tiempo.
Para diagnosticar una enfermedad, un trastorno o una condición es importante acudir a un especialista, pero desde casa también podemos hacer ciertos ejercicios e implementarlos en nuestro estilo de vida, lo que nos ayudará a sentirnos mejor, a tomar mejores decisiones y a mantener relaciones interpersonales más sanas.
¿Cómo identificar el estado de mi salud mental?
Si estás dudando de la calidad de tu salud mental, es muy posible que tengas algo en lo que puedes mejorar, especialmente porque todas las personas deberíamos hacer ejercicios en nuestra vida diaria para sentirnos mejor.
Sin embargo, te vamos a regalar una lista de señales que pueden indicar que estás lidiando con problemas de salud mental.
Cambios en los hábitos de alimentación o del sueño.
Te has alejado de las personas que más quieres.
Ya no disfrutas las actividades que antes te encantaban.
Tienes muy poca energía.
Te sientes vacío, como si nada importara.
Tienes dolores que no se pueden explicar, como dolores de cabeza o de espalda que no tienen explicación médica.
Te sientes impotente o sin esperanza.
Fumas, bebes o usas drogas con más frecuencia
Regularmente te sientes confundido, enojado, molesto, preocupado o ansioso.
Tienes cambios de humor severos.
Tienes pensamientos intrusivos.
Escuchas voces o crees cosas que no son ciertas.
Piensas en lastimarte a ti mismo o a los demás.
No puedes realizar tareas diarias, como levantarte de la cama, organizar la casa, trabajar o conversar con los que te rodean.
La actividad física y mental están relacionadas
En 1946, la OMS, Organización Mundial de la Salud, definió la palabra salud como “el estado integral de bienestar físico, mental y social... y no solamente la ausencia de enfermedad”. Por eso, no podemos hablar de salud física sin mencionar la salud mental. Y viceversa.
Por ejemplo, las enfermedades crónicas, graves o letales representan una carga muy grande para quienes las padecen (sobrevivan o no), por lo que es muy común que lleven a trastornos mentales, entre los que destaca la depresión.
O, por ejemplo, las personas que padecen enfermedades, trastornos o condiciones mentales especiales, frecuentemente se ven afectados por dolencias o complicaciones físicas.
No es necesario tener una enfermedad grave para notar las consecuencias de esta estrecha relación, porque todas las personas notamos durante los meses de más estricto confinamiento que la falta de sol, ejercicio y alimentación saludable afectaron nuestra salud mental; y que la sensación de desespero, encierro, la falta de contacto con otros seres humanos y la paranoia llevó a consecuencias físicas, como dolores de cabeza, de espalda o problemas gastrointestinales.
Por eso, es vital que las personas intentemos mantener un balance entre nuestra salud mental y nuestra salud física.
Tipos de ejercicios para la salud mental
Los ejercicios para mejorar la salud mental podemos aplicarlos todas las personas dentro de nuestras rutinas diarias.
Respirar: una respiración profunda y consciente puede ayudar a sentirnos un poco más tranquilos en un par de minutos, pues al disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial, también lo hace el estrés.
Meditar: puedes hacerlo desde la comodidad de tu casa, de manera autónoma o guiada, porque solamente necesitas estar presente para lograr hacerlo. Sin embargo, existen aplicaciones y videos que te pueden ayudar a aprender, como esta app: Insight Timer.
Leer: esta práctica aumenta la concentración, reduce el estrés, mejora la reserva cognitiva y fortalece las conexiones neuronales.
Jugar juegos de memoria: pueden ser sudokus, crucigramas o sopas de letras. ¡Lo que más te guste! Si esto te llama la atención, puedes dirigirte al artículo Plan de actividades físico- recreativas para el adulto mayor.
Usar la mano menos hábil: ya sea que seas diestro o zurdo, te retamos a usar la mano no dominante para realizar alguna tarea como lavarte los dientes, usar el celular, o cocinar. Esto te ayudará a fortalecer el lado opuesto del cerebro.
Podcast: te recomendamos los Podcast de Se Regalan Dudas y Despertando Podcast, que tratan temas de salud mental, de entretenimiento y de superación personal.
Compartir con amigos o familiares: tener tiempo de calidad con las personas que más queremos es una actividad que ayuda a alejar los pensamientos negativos y bajan la ansiedad.
Aromaterapia: el uso de aromas naturales en el hogar es una dinámica para la salud mental que puede ayudar a disminuir los niveles de estrés y ansiedad, ya que este tipo de olores generan calma y tranquilidad.
Esperamos que te haya gustado mucho toda esta información y que sepas que en nuestra comunidad TENA siempre vas a encontrar artículos y contenido que te va a ayudar a mejorar tu calidad de vida y la de tu paciente.
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