¿Alguna vez has escuchado frases como: “las personas adultas no tienen sexo”, “los adultos mayores son seres asexuados” o “la salud sexual no existe en la tercera edad”? Increíblemente mitos como estos han llegado suficientemente lejos como para que muchos de nosotros los creamos, aun así, no podrían estar más lejos de la realidad.
La sexualidad es algo que siempre va con nosotros, desde que nacemos hasta que morimos. Es inherente al ser humano, a pesar de los muchos mitos y desinformación que existen al respecto, sobre todo en la adultez. Desde TENA queremos informarte sobre el tema, no solo para derribar los mitos, sino también para devolverle la dignidad a tu sexualidad como adulto mayor y que entiendas cómo cuidar tu salud sexual.
¿Qué entendemos por salud sexual?
Seguro que para este punto te preguntas, pero ¿cómo cuidar mi salud sexual? Muy bien, para que podamos llegar a ese punto resolvamos primero qué es la salud sexual.
Tristemente, desde cierta edad el tema de la sexualidad se convierte en un tabú. Entre amigos, colegas e incluso en las visitas al médico el tema de la sexualidad empieza a omitirse, ¿pero por qué? Esto ocurre por dos razones fundamentales: primero, el mito de que los adultos mayores son asexuados y, segundo, que muchos de los médicos que ejercen (algunos bastante mayores) no recibieron una apropiada educación en cuanto a la sexualidad en el adulto mayor.
Hemos llegado a creer, incluso de manera profesional, que la sexualidad es un tema que se puede evitar con los adultos mayores. Y esto para nada es cierto. De hecho, muchas personas mayores necesitan más que nunca una educación sexual, ya que no la recibieron cuando eran jóvenes, ya sea por temas de tabú, religiosidad u omisión.
Primero, es importante entender que el adulto mayor sigue siendo una persona sexual, así como todos los demás que habitan el planeta. La sexualidad no es algo que podamos quitarnos o ponernos cuando se nos ocurra, sino una condición que nos acompaña inexorablemente.
¿Pero qué es eso de la sexualidad?
Es el conjunto de fenómenos tanto emocionales como conductuales relacionados con el sexo. Esto es mi rol, identidad y orientación sexual, mis preferencias, cuidados personales, etc. Todo lo relacionado con la forma cómo entiendo y practico el sexo en mi vida.
De esta manera, es claro ver por qué nunca perderemos la característica de seres sexuales, esto es porque la sexualidad no es únicamente el coito o la relación sexual, sino todo lo que gravita alrededor de nuestra noción de sexualidad.
Es decir, la identidad y el género, erotismo, placer, intimidad, la reproducción y orientación sexual, entre muchas otros elementos están dentro de la sexualidad.
¿Y cómo la vivimos? ¿Cómo es que el ser humano desarrolla y vive su sexualidad? He aquí una gran diferencia entre nuestra forma de vivirla y la de los animales, por ejemplo. El ser humano ejercita, gracias a la sexualidad, sus pensamientos, fantasías, deseos y creencias, valores y relaciones interpersonales. Es algo mucho más complejo de lo que podría vivir un animal.
Ahora bien, precisemos lo que es la sexualidad y la salud sexual en el adulto mayor. Si bien, el ser humano nunca deja de ser un ser sexual, con el paso de los años y el envejecimiento, varios aspectos (que más adelante nombraremos) sufren cambios biológicos, anatómicos, sociales, etc. Es por esto, que es preciso tener una definición de la sexualidad en el adulto mayor que se ajuste a los cambios que se experimentan en este momento de la vida.
Así pues: la sexualidad y salud sexual en el adulto mayor, no pueden ser definidas sin tener en cuenta su acceso a temas de salubridad y educación, productos de cuidado e higiene, independencia económica y financiera, privacidad e intimidad y sus relaciones interpersonales.
No es lo mismo, la salud sexual a la que puede acudir un adulto mayor pensionado a la de un adulto mayor habitante de calle. O, por ejemplo, no es igual la expresión de la sexualidad en un adulto mayor casado a en un hombre mayor soltero.
Pero, pausa ahí, todo esto lo resolveremos más adelante y a detalle. Todo para llegar a la respuesta de cómo cuidar tu salud sexual, teniendo en cuenta contextos, formas de vida y de relacionamiento, etc.
¿Cómo cambia tu sexualidad después de los 50 años?
Así como todo ser vivo, el ser humano sufre ciertos cambios con el paso del tiempo y el proceso de envejecimiento. Hay cambios de varios tipos. Por ejemplo, biológicos, como el aumento de enfermedades crónicas: hipertensión arterial y diabetes, etc. Los cambios anatómicos, como disfunción eréctil y resequedad vaginal. Cambios sociales: problemas económicos, dependencia económica y falta de privacidad. Y cambios psicoafectivos, como la depresión y la baja autoestima. Pongamos especial énfasis en los cambios que sufre nuestro cuerpo.
En la mujer se presenta una menor secreción de hormonas por parte de los ovarios, hay una reducción de la elasticidad de la vagina junto con una atrofia de la mucosa vaginal, lo que disminuye la lubricación, provocando dolor durante la relación sexual. Además, la piel tanto de mujeres como de hombres sufre de resequedad y disminución de la flexibilidad. En el caso de las mujeres esto implica una disminución del volumen y la tonicidad de las mamas.
En el hombre ocurre una disminución del tamaño del pene y la firmeza de los testículos. Así mismo, hay una menor producción de testosterona por parte de los testículos. Sin embargo, el hombre no pierde la fertilidad y, en muchos casos, tampoco el deseo sexual.
Estos cambios anatómicos conllevan cambios en la respuesta sexual. En las mujeres, por ejemplo, ocurre una disminución global de la respuesta sexual y un enlentecimiento de la fase de excitación. Las sensaciones orgásmicas y el deseo sexual disminuyen considerablemente y el orgasmo tiende a ser más corto y menos intenso. Aun así, la capacidad multiorgásmica se conserva.
En los hombres ocurre una leve o variable intensidad en el deseo sexual. Hay una menor sensibilidad en el pene, por lo que se requiere más tiempo y mayor estimulación física para una erección. Hay una reducción de la cantidad y viscosidad del esperma producido. Y disminuye la intensidad de la eyaculación, así mismo del orgasmo, que es menos explosivo y enérgico y dura menos tiempo. Por último, entre los síntomas más comunes, está que se prolonga el tiempo refractario, es decir, el espacio temporal entre una eyaculación y la nueva erección.
Importancia de la salud sexual
A muchos adultos mayores no se les instruyó correctamente en educación sexual, es por esto que hoy no saben cómo cuidar su salud sexual o expresar su sexualidad. Es importante que los profesionales de la salud y acompañantes de personas mayores puedan familiarizarse con estos temas y apoyar la libre expresión de la sexualidad de los adultos mayores.
¿En qué consiste la salud sexual de un adulto mayor? Esto es propiciar su acceso a suplementos y elementos de higiene, a una correcta educación y orientación en cuanto a cómo vivir una sexualidad sana, un acompañamiento objetivo e imparcial en su descubrimiento de una identidad sexual acorde a sus preferencias y el permitirles tener privacidad e intimidad.
¿Cómo es que todos estos asuntos convergen en el libre desarrollo de la sexualidad? Como lo hablamos anteriormente, la sexualidad no consiste únicamente en el sexo o coito, sino en todo lo que ocurre alrededor. Por eso, cualquier adulto necesita unos mínimos de seguridad social y financiera, privacidad e intimidad para poder desarrollar libremente su sexualidad.
Consejos para que cuides tu salud sexual
Para empezar, hay que derribar mitos sobre la sexualidad en la vejez. Una vez entendamos la realidad, podremos cuidar la salud sexual en los adultos mayores.
Por ejemplo, se cree que en la adultez no es necesario usar preservativo porque las mujeres ya no se encuentran en periodo fértil y porque a los hombres les impide tener una buena erección. Esta idea es perjudicial para la salud, pues aún están expuestos al contagio de infecciones o enfermedades de transmisión sexual.
Por otra parte, es un mito también creer que el adulto mayor no puede acceder al placer o que la actividad sexual en la vejez es mala para la salud. Si bien, la sexualidad cambia y la fisiología también, el mundo de los sentimientos y emociones no sufre ningún deterioro y el deseo de vivir la sexualidad se mantiene. Debemos dejar de ver la sexualidad como un tabú, ya que el potencial sexual puede permanecer hasta la muerte, aun cuando se altera por cambios propios del envejecimiento.
Así mismo, una forma de cuidar de la sexualidad en los adultos mayores desde la perspectiva de sus cuidadores es respetando su privacidad, propiciando un espacio donde puedan vivir una vida en pareja o experimentar su sexualidad en privado.
Ahora bien, no todo puede estar hecho desde afuera. Los adultos mayores también deben cuidar su propia salud sexual. Y para esto hay unas cuantas cosas que en el día a día y de forma práctica pueden ayudar a mantener una salud sexual.
Realiza actividad física
Ya que muchos de los cambios que ocurren con el envejecimiento son físicos y biológicos, la mejor manera de prevenir daños o enfermedades será realizando actividad física. Esto permitirá el flujo regular de la sangre, la no atrofia de los músculos y mayor probabilidad de poder desarrollar una actividad sexual sana y satisfactoria. Recuerda consultar con un profesional antes de empezar una rutina física o de ejercicios.
Mantén una alimentación saludable
Una alimentación sana y natural es fuente de una mejor salud y potenciador de energía y ánimo. Mantenerse saludable en este aspecto mejorará no solo nuestro desempeño sexual, sino también la salud de nuestra zona íntima.
Mantén el aseo de tu zona íntima
Es muy importante siempre mantener la higiene de nuestra zona íntima. Esto es crucial, sobre todo para prevenir enfermedades o infecciones. En la medida de lo posible, bañarnos a diario, utilizar cremas hidratantes y acudir periódicamente al médico especialista, hace de nuestra rutina algo sano y provechoso para la salud sexual.
Relación de la salud sexual con tu bienestar
Saber cómo cuidar mi salud sexual no solo me ayuda a tener un mejor rendimiento sexual, sino también a dignificar mis deseos, conocer mis necesidades y protegerme de infecciones.
La salud sexual abarca un gran espectro de factores en nuestra vida, esto es lo sexual erótico, lo emocional y lo social. Dignificar los deseos de las personas mayores, validar lo que sienten y quieren, implica una mejoría para su salud emocional y mental e incluso restablece su independencia y privacidad.
El ejercicio de nuestra sexualidad es benéfico para la salud integral, porque implica mucho más que el sexo o el coito, y trasciende incluso a lo espiritual, emocional y social.
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