Con los años, la proporción de agua de nuestro cuerpo va disminuyendo al igual que nuestra masa muscular, mientras que el tejido graso va aumentando; por esa razón la cantidad de agua que necesitamos beber para hidratarnos no es la misma que acostumbrábamos a tomar cuando éramos niños o jóvenes.
Con la edad se va perdiendo el reflejo de la sed, es por esto que los adultos mayores son más propensos a la deshidratación, porque no sienten la sensación placentera que supone la ingesta de agua y pasan largas horas del día sin hidratarse.El agua en nuestro cuerpo es esencial para el buen funcionamiento de la gran mayoría de órganos, por ejemplo los riñones, el hígado, el sistema inmunológico; para mantener la temperatura corporal normal, para ayudar a la digestión y absorción de nutrientes. Dependiendo de la actividad física que se realice, las condiciones ambientales y el tipo de enfermedades que se padecen, se determina la cantidad de líquido requerida para hidratar nuestro organismo.Los adultos mayores requieren entre 30-35 ml por Kg de peso al día, esto representa aproximadamente 2.000-2.500 ml de agua diarios, lo que equivale a unos 8-12 vasos de agua, siempre y cuando no existan contraindicaciones de salud.
Conoce los síntomas de deshidratación más frecuentes en adultos:
Señales de la deshidratación leve o moderada:
Sed
Boca seca o pegajosa
Orina amarilla oscura o poca orina
Dolor de cabeza
Piel seca y fría
Calambres musculares
Señales de la deshidratación grave:
Orina amarilla muy oscura o de color ámbar o no orinar
Piel seca y arrugada
Irritabilidad o confusión
Mareos o desvanecimiento
Taquicardia (Frecuencia cardíaca elevada)
Taquipnea (Frecuencia respiratoria elevada)
Ojos hundidos
Apatía
Hipotensión arterial
Alteración del estado de consciencia
Volver a un estado normal de hidratación depende si la falta de agua ha sido leve, moderada o grave. Si ha sido leve, la persona puede recuperarse en 5 o 10 minutos después de tomar líquidos. En los casos en que sea moderada o grave, se consigue a través de hidratación intravenosa, por lo tanto es indispensable acudir a un servicio de salud para restablecer el balance en el organismo.
Para mejorar la hidratación en la edad adulta, se recomienda consumir agua aunque no se sienta la sensación de sed. Esta ingesta debe ser de manera gradual a lo largo del día, principalmente en la mañana para evitar despertarse por incontinencia nocturna y prevenir el estreñimiento. En cada comida (desayuno, almuerzo, onces, cena), se aconseja beber un vaso de agua para favorecer la ingestión de sólidos, y durante los periodos entre comidas, tomar por lo menos 4-6 vasos de agua fraccionado.
Una buena distribución de ingesta de líquidos, si tus condiciones médicas lo permiten, podría ser:
Uno o dos vasos al levantarse
Tres vasos durante la mañana
Dos vasos en la comida
Uno o dos vasos durante la tarde
Un vaso en la cena
Un vaso al acostarse
Tips para incentivar la toma de líquidos durante el día:
Añadir zumo de limón al agua. El sabor gusta y resulta refrescante.
Comer gelatinas caseras de distintos sabores, se pueden preparar con agua mineral natural para aportar más minerales.
Tomar zumos, caldos o infusiones.
Comer frutas con gran contenido en agua como son la sandía, melón, kiwi, naranjas, además de verduras y hortalizas.
Activar alarmas en el teléfono móvil que recuerden que es hora de tomar agua.
Usar botellas o termos de agua que nos ayuden a medir la cantidad de líquido que hemos ingerido.
Salir a la calle acompañado de una botella con agua.
Calcula la cantidad de agua que necesitas tomar de acuerdo a tu edad
Acostúmbrate a hidratarte durante el día para tener un organismo equilibrado y una piel sana. Tus cuidados diarios, al igual que el uso de los productos TENA, también se notan y se sienten en la piel.
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